Un ataque de pánico es un episodio espontáneo y repentino de miedo intenso que provoca reacciones fisiológicas muy desagradables en ausencia de un peligro inminente.
En el momento en el que está sucediendo el episodio la persona siente que pierde el control sobre su cuerpo y la conexión con el entorno.
La duración del episodio va desde algunos minutos hasta varias horas. Los síntomas de un ataque de pánico incluyen:
Si estos episodios comienzan a aparecer de forma recurrente, la persona presenta una preocupación constante con respecto a que le vuelva a ocurrir y muestra comportamiento destinados a evitar los ataques (evitar situaciones no familiares, aislamiento…) estaríamos hablando de un trastorno de pánico.
Este episodio de miedo intenso, aunque aparezca de forma espontánea y repentina, la causa de por qué se produce no es ni espontánea ni repentina.
Fundamentalmente lo que ha sucedido en la persona que lo ha sufrido esque no ha atendido previamente su miedo, miedo que el cuerpo retiene hasta que finalmente acaba dando una señal alarma.
Así, el tratamiento debe ir encaminado a trabajar con el malestar y las dificultades del presente y también con aquello que ha llevado al cuerpo de la persona a dar esa señal de alarma.