El «Wabi sabi», es un concepto japonés (o un tipo de visión estética) que hace referencia a la belleza de lo imperfecto, lo incompleto y lo mudable. Los objetos imperfectos, con daños, son bellísimos para los japoneses. Cuando miras estos objetos ves un objeto reparado, muy bonito.
Cuando los pacientes acuden a consulta, muchos de ellos, la mayoría, independientemente de la edad, llegan rotos, muy rotos, y con grandes heridas emocionales, lo que conocemos como traumas, en especial traumas relacionales, experiencias negativas y adversas con figuras de apego, personas cercanas, e iguales.
En mi cabeza tengo este concepto que me permite visualizar como de bella puede llegar a quedar “esa persona dañada”. Y lo bello no estará en hacer desaparecer lo roto o las grandes heridas, algo que, por otra parte, no es posible.
El objetivo último será reparar esas roturas y sanar esas heridas. Poder ir poco a poco cogiendo todas las piezas, sanarlas y colocarlas de tal forma que el resultado sea lo suficientemente bueno para la persona.
Cuando el proceso finaliza el resultado acaba siendo muy bello.
Para ello hay varios ingredientes que no pueden faltar. Uno de ellos esque la persona desee y este dispuesta a reparar y a sanar, con todo lo que conlleva. Otro y primordial es la relación terapéutica y la confianza del paciente en el proceso. Otro sería el enfoque terapéutico utilizado y las gafas con las que el terapeuta ve al paciente. Estas gafas casi tienen que ser prismáticos, unas gafas que permitan ver más allá de las palabras, de lo que cuenta, e incluso de las primeras expresiones faciales y corporales.