A pesar del elevado número de mujeres que sufren depresión postparto es una de patologías de salud mental menos tratadas, debido en parte, a la vergüenza y la culpa que puede sentir la mujer que la sufre.
La depresión postparto se caracteriza porque la mujer se comienza a sentir triste, desesperada, con ganas de llorar, ansiosa, muy desanimada, inquieta, inútil y/o sola. También puede tener problemas para concentrarse o para completar las tareas cotidianas, perder el apetito o dejar de interesarle la comida, sentir que no es una buena madre, perder el interés por su bebé o sentirse agobiada y superada por la situación y creer que no hay esperanza de que las cosas mejoren.
Estos síntomas generan un malestar significativo que afectará a su estado físico y mental y causará interferencia a la hora de cubrir las necesidades propias y las de su hijo y en todas las áreas de su vida.
Alguno de los estudios realizados sobre las causas y las consecuencias sobre la depresión postparto concluye que los niveles de cortisol (hormona liberada en situaciones de estrés) de las mujeres embarazadas durante el primer y el tercer trimestre de gestación aumenta la vulnerabilidad a padecer depresión postparto. Dichas conclusiones fueron extraídas de un estudio realizado por Científicos de la Universidad de Granada, pertenecientes al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento y a la Facultad de Psicología.
Por otro lado, científicos del Instituto Danés de Investigación han descubierto que la depresión postparto no suele producirse en mujeres sin trastornos psiquiátricos previos. No obstante, cuando se diagnostica tras un primer embarazo aumenta el riesgo de que vuelva a repetirse el episodio en futuros embarazos.