La palabra «trauma» suele asociarse a guerras, violencia, desastres naturales, accidentes, etc. No obstante, experiencias más comunes como la muerte de una persona querida, recibir críticas y humillaciones por parte de iguales o de adultos, haber pasado un tiempo hospitalizado, que alguien cercano no se encuentre bien (a nivel psicológico o físico), entre otras, pueden causar síntomas intensos y persistentes en los niños, pues ellos, no presentan los recursos aún necesarios para integrar ciertas experiencias por si solos. Así, estos síntomas suelen quedarse, y quizás, presentarse de diferente forma a medida que el niño crece.
Según los estudios realizados a éste respecto, el trauma experimentado en adultos modifica la estructura cerebral. En niños, cuyo sistema nervioso se encuentra en evolución, determinará como éste se desarrolle.
La terapia EMDR se adapta a la población infantil y juvenil teniendo en cuenta el desarrollo evolutivo y madurativo de cada niño y adolescente y les ayudará a integrar a experiencias perturbadoras (las cuales están en el origen de sus síntomas) de una forma adaptativa.
Para adaptar la terapia al desarrollo cognitivo y emocional del niño y del adolescente se utilizarán dinámicas terapéuticas en las que se emplearán dibujos, narrativas personalizadas, cajas de arena, juguetes, cuentos…
Además, cuando se interviene con población infanto-juvenil es fundamental la participación de los padres y su colaboración será una pieza clave en las sesiones. Por ello, si lo padres se encuentran desbordados por los síntomas de su hijo, es conveniente dotarles de recursos para que puedan acompañarlo en el proceso terapéutico.
Comparto un vídeo sobre el cuento titulado COMO PUEDO SALIR DE AQUÍ escrito por Cristina Cortés (Psicóloga Infantil y Trainer EMDR en niños y adolescentes) en el que se explica de una forma clara, bonita y sencilla qué es la terapia EMDR y cómo funciona: